Cómo transgredir con la voz narrativa: Panza de Burro, de Andrea Abreu
La voz narrativa es un elemento clave a la hora de dar forma y fondo a nuestro proyecto literario. La transgresión nos permite salirnos de la norma, del canon, de la tradición. Elementos, que sin lugar a dudas, nos pesa mucho más de lo que pensamos.
En ningún momento podemos pensar que romper con lo que ya se está haciendo es fácil. Decía Cortázar que la literatura es libre y en cualquier momento, en cualquier parte del mundo se puede virar, cambiar de rumbo y generar nuevas formas. Uno de los exponentes de este giro inesperado puede ser García Marquez que, junto con otros autores del llamado Boon latinoamericano, fue precursor del realismo mágico.
Andrea Abreu con su libro Panza de Burro, ha marcado un punto de inflexión en cuanto a este hecho de salir de los márgenes establecidos. Romper con la norma para mostrar una forma de narrar personal y completamente reconocible. Y no ya solo por el hecho de no utilizar la coma, como ya hizo en su momento Saramago, sino por el mismo hecho del uso del lenguaje. Andrea utiliza las formas del lenguaje de su pequeño pueblo ubicado a las faldas del Teide.
Recupera expresiones, palabras propias de la tierra que nombran un tipo de harina, un lugar, una herramienta. Palabras, expresiones recuperadas para volver a darles sentido y, además en un entorno literario, que parecería que debiera ser culto, retórico, urbano. Una reivindicación de lo propio. Una reivindicación del hecho de que se puede narrar también desde un mundo rural casi olvidado y sobre el que se acumulan los tópicos y las connotaciones negativas.
La voz narradora y protagonista es una niña de diez años que narra desde su infancia, una infancia que se va perdiendo, una inocencia que se escapa día a día al percibir con mayor realidad el mundo que le rodea.
Ser escritor permite la libertad de la creación y, en esta libertad, romper con moldes ofrece posibilidades para el juego con uno mismo. Dejemos jugar libremente a la imaginación, seguro que nos sorprende.
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Hasta la próxima, queridas mentes creativas.