¿En qué se parecen un libro y un yogur?

Pensar que este hijo nuestro al que hemos parido con tanto esfuerzo y con tanto cariño se puede parecer a un yogurt suena a sacrilegio y a herejía ¿Cómo me atrevo siquiera a lanzar una idea tan descabellada? Tan solo el enunciado parece que denigra al escritor y deja a un lado que pertenece al maravilloso oficio de contador de historias.

Está claro que, como creadores, como escritores, formáis parte de ese maravilloso y elevado mundo de los narradores de historias, pero lo cierto es que, cuando decidimos que nuestro manuscrito sea algo más y se convierta en un libro, de alguna forma traviesa el espejo de Alicia y entra en un mundo nada mágico en el que corren conejos que llegan tarde a tomar el té. Este mundo, por el contrario, está definido y determinado por una industria feroz que responde a las premisas del mercantilismo, del capitalismo y que, como mercenarios venden su alma al diablo por un buen best seller. Para complicarlo todo un poco más, la industria editorial sufre una sintomatología que genera los siguientes efectos secundarios:

 

  • Por un lado, muy pocas editoriales facturan el 80% del total.
  • Por otro lado, tenemos algunas editoriales muy pequeñas que no llegan ni al 4% de la facturación.
  • Y, lo que es peor, cada año nacen muchas editoriales pequeñas, pero otras tantas se ven abocadas al cierre y, con su cierre, sus sueños y los tuyos se desvanecen en el terrible mundo de las cuentas de resultados.

Con este choque de realidad no pretendemos desanimar a nadie. Por supuesto. Lo importante es conocer a qué nos enfrentamos, conocer al enemigo y, desde el conocimiento, intentar tomar la mejor decisión para nuestro libro.

Podemos iniciar una revolución, podemos quejarnos, podemos llorar y patalear, pero lo cierto es que poco o nada va a cambiar. Bueno sí, aplastaremos nuestros sueños a golpe de llanto o de toparnos con una realidad que, nos guste o no, es la que es.

En este sentido, nuestra reflexión solo pretende ofrecer un conocimiento sobre la industria editorial que os permita ser libres, o al menos un poco más conscientes a la hora de decidir qué queréis hacer con vuestra obra. Claro que hay editoriales que pueden aceptar vuestra propuesta, pero hay que buscarlas, porque las pequeñas editoriales suelen tener una línea editorial muy concreta para así, intentar segmentar un mercado demasiado amplio. Y, por supuesto está la opción de la autoedición. ¿Es un mal comienzo? Para nada. Podrás aprender el proceso, experimentar con tu libro como autor y conocer todos los entresijos del proceso de producción de un libro.

Que no cunda el pánico.

Como siempre, recordad que si os interesa el contenido de este post, podéis escucharnos extendernos todavía más sobre el tema en nuestro último vídeo de Youtube, o también escuchar nuestro podcast en Spotify

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